LO MÁS INCREÍBLE
Aquél que fuera capaz de hacer lo más increíble, se casaría con la princesa y heredaría el reino. Ésas habían sido las palabras del rey, así que todos los mozos casaderos se presentaron en palacio hablando al revés, caminando con las manos y haciendo lo que pensaban que sonaría increíble, hasta que apareció un joven con un ingenioso reloj.
Al dar cada campanada salían figuritas indicando las horas: a la una apareció la bola del mundo dando vueltas; a las dos, Adán y Eva en el Paraíso; a las tres, los tres reyes magos; a las cuatro, las cuatro estaciones; a las cinco, los cinco sentidos; a las seis un jugador de dados; a las siete, los días de la semana... Y así hasta dar la vuelta completa a la esfera.
Todos opinaron que aquel extraño invento era, sin dudarlo, el más increíble que había sobre la tierra; y el joven fue elegido como esposo de la princesa.
Pero cuando estaba a punto de celebrarse la boda apareció en la catedral otro joven que, con un hacha, se atrevió a destrozar a golpes el fabuloso reloj y como aquello sí que era del todo lo más increíble, ese mozo bruto, tosco y sin escrúpulos fue el que se casó con la princesa aquel mismo día en la catedral.
Hans Cristian Andersen.
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