LA RATITA PRESUMIDA

 
LA RATITA PRESUMIDA

    Érase una vez una ratita muy presumida que estaba barriendo la escalera de su casa, cuando se encontró una moneda de oro. Entonces se puso a pensar en qué la gastaría; quizá en golosinas, quizá en un delantal nuevo y, por fin, decidió comprarse un bonito lazo de seda para adornar su cola. Así ataviada la ratita estaba muy elegante. Salió a la puerta de su casa y muchos animales la piropeaban, pero ella los rechazaba a todos. Al gallo, porque su canto la asustaría; al cerdito, porque chillaba demasiado y se lavaba poco; al burro porque le parecía torpe y sus rebuznos le impedirían dormir...

    Todos los animales se marchaban entristecidos por sus desplantes, hasta que pasó por allí un gato de modales exquisitos. El gato le prometió que cantaría para ella todas las noches lo mejor de su repertorio en canciones de amor y la ratita, enamorada como una tonta de sus promesas, se casó con él. 

    Pero en cuanto se terminó la ceremonia y se quedaron los dos solos, el gato se abalanzó sobre la ratita para comérsela. A duras penas escapó la pobre ratita, pero sí aprendió que no se debe juzgar a los demás por su apariencia.
 
 
🐭

Cuento popular español.

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