BLANCANIEVES
Y
LOS SIETE ENANITOS
Un rey se había casado por segunda vez con una mujer malvada, orgullosa y presumida, que odiaba a la princesa Blancanieves, fruto del anterior matrimonio del rey. La niña era tan hermosa y tan bondadosa que despertaba su envidia, de modo que la reina ordenó a uno de sus cazadores que la llevara al bosque y la matara. Sin embargo, el hombre, compadecido, la dejó huir y llevó a la reina el corazón de un animal muerto como si fuera el de la muchacha. Blancanieves vagó por el bosque hasta que encontró una casita.
En ella vivían siete enanitos que enseguida se prendaron de la simpatía de Blancanieves y que la acogieron con verdadero cariño. Pasó el tiempo y la reina descubrió el engaño. Dispuesta a vengarse, se disfrazó de anciana y fue a la casa de los enanitos para ofrecer a la princesa una manzana envenenada. Nada más morderla, Blancanieves se desvaneció. Los enanitos la velaron pensado que estaba muerta, hasta que un príncipe pasó y, conmovido por su belleza, la besó con tanta dulzura y amor, que la despertó de su sueño al obligarla a escupir el trozo de manzana envenenada que permanecía en su boca.
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