LA ALIMENTACIÓN INFANTIL

 

LA ALIMENTACIÓN INFANTIL

    La alimentación es una actividad que ha ido evolucionando con el paso del tiempo. Se puede comer por necesidad o por otros motivos, como son el comer por placer visual u olfativo. Pues como dice el dicho: tener el ojo más grande que la tripa, nos hace comer aunque ya estemos saciados sólo porque nos apetece, no porque lo necesitemos. Hay que tener claro que el hambre que nos hace comer varias veces durante el día no es lo mismo que tener la necesidad de reponer la energía consumida.

    Cuando alimentamos a un recién nacido se inicia la relación entre el adulto y el bebé, es un proceso de creación de vínculos afectivos. Los lactantes tienen necesidades tales como ser alimentados, pero también tienen como necesidad biológica el establecer una relación afectiva con la persona adulta, de este modo se iniciarán los procesos mentales para el futuro. Tal como nos muestran los numerosos experimentos que se han ido realizando a lo largo de la historia, uno de dichos estudios lo realizó Harlow (1959), en el que privó a un grupo de monos bebés de sus madres, sustituyéndolas por figuras de alambre y trapos, los resultados fueron que dicha privación provocó que los monos se volviesen más agresivos, y lo más grave a destacar es que no llegaron a la edad adulta. La relación afectiva que se da entre el adulto y el bebé, hace que este último desarrolle su confianza y el inicio del diálogo.

    Las actividades que realiza el bebé mientras come (chupar, parlotear, roer..), le favorecerán para desarrollar otras capacidades como experimentar, investigar, querer saber. El adulto deberá respetar los horarios, ritmos y preferencias del bebé permitiendo así el buen desarrollo independiente del menor.

    La alimentación se ve influenciada por los valores y costumbres de cada cultura instigando al niño o niña a vivir y aprender experiencias que le ayuden a establecerse como individuo en la sociedad. La alimentación cultural promueve las preferencias sobre algunos alimentos y el rechazo a otros, la forma de cocinar y presentar dichos alimentos, los utensilios, etc. Los centros de atención a la infancia deberán tener en cuenta aspectos como la multiculturalidad facilitando así la integración.

    Puesto que la alimentación es una de las primeras formas de relación, el comer se ha de considerar como un hecho social. Hoy día, en nuestra sociedad realizamos celebraciones acompañadas de comida para compartir noticias importantes y felices. Por ello, la comida permite compartir sensaciones placenteras a la hora de comer con los demás, provocando que la hora de la comida sea el momento de encuentro, comunicación y de relación con los demás. 

    Al ser la comida un hecho social, estamos estableciendo normas de comportamiento que son propias de cada grupo social, normas que los infantes irán interiorizando. Esto hace necesario el que los adultos nos encarguemos de inculcar unos hábitos alimenticios adecuados durante el proceso de adaptación y participación de los menores, procurando que dichos momentos sean placenteros.


REFERENCIAS

Palomar, M., Muñoz, L., Nus, P. y Arteaga, L. (2008): "Autonomía personal y salud infantil". Barcelona. Altamar.

https://www.science.org/doi/10.1126/science.130.3373.421


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