TERRORES NOCTURNOS

 

TERRORES NOCTURNOS

    Este trastorno se caracteriza por tener repetidos episodios de despertar de forma brusca, con gritos de pánico. La persona que lo sufre suele incorporarse en la cama de forma súbita, con expresión de pánico, signos de intensa ansiedad (taquicardia, pupilas dilatadas, sudoración) y movimientos estereotipados como agarrar las sábanas o apretar los puños fuertemente. La persona no suele responder a los intentos por que se tranquilice y es incapaz de contactar con la realidad, pues en el caso de los niños incluso pueden no llegar a reconocer a sus padres.

    Esta situación de horror suele ocurrir durante el sueño lento, concretamente en las fases tres y cuatro del sueño profundo, y en la primera parte de la noche. Suele tener una duración de entre dos y diez minutos, y no suele recordarse. La persona no recuerda nada al día siguiente debido a que el episodio se dio mientras estaba dormido profundamente.

    La frecuencia con la que se dan los episodios suele variar, suelen ocurrir una o dos veces en semana. Con la edad los episodios generalmente van desapareciendo.

    Las causas o factores por los que ocurren estos episodios suele ser debido a los antecedentes familiares, el cansancio físico, las preocupaciones, incluso pueden ser debido a algún tipo de medicación. La edad a la que suelen aparecer se sitúa entre los 3 y los 12 años y suelen desaparecer en la adolescencia.

    Las medidas de actuación en estos casos es permanecer al lado de la persona, intentando mantener la calma mientras se espera a que el episodio desaparezca, en el caso de que la persona sea menor se procurará que éste no se caiga. Si el niño o niña es consciente de que padece este problema, puede ser reticente a querer dormir, sobre todo fuera de casa. 


Referencias: 

AJURIAGUERRA, J. Manual de psiquiatría infantil. Barcelona: Ed. Masón, 2002.

ESTIVILL, E. y DE BEJAR, S. Duérmete niño. Barcelona: Plaza & Janés Editores, 2000.

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