ACTIVIDAD Y DESCANSO EN INFANTIL

 

ACTIVIDAD Y DESCANSO EN INFANTIL

 

    La evolución del equilibrio actividad-descanso va ligada al desarrollo del sistema nervioso, a la maduración motora, cognitiva y afectiva, a factores individuales y a pautas educativas. Para ello se hace necesario conocer los siguientes puntos como conceptos clave que inciden en dicho equilibrio.

  • Actividad. Es el proceso mediante el cual el niño se encuentra despierto y en disposición de realizar las actividades propias de su edad. Esto le permite conocer el entorno y conocerse a sí mismo, incluyendo sus límites.
  • Descanso. Es la reposición de fuerzas después del desgaste de una actividad psíquica o física. No es solo el cese de una actividad sino la realización de una actividad reposada y tranquila. También se puede definir como el tiempo necesario para restablecer el equilibrio, reponiendo los nutrientes gastados y permitiendo una distensión muscular y psíquica.
  • Sueño. Es la actividad de reposo por excelencia. Es una forma de descansar y la necesidad fisiológica básica. Es un estado en el cual el organismo inhibe todas las funciones que lo relacionan con el mundo exterior, y en el que tiene lugar una relajación casi completa de los músculos.
  • Fatiga. Es un desequilibrio entre el nivel de actividad y el nivel de descanso.

    En los bebés, la actividad es casi nula puesto que el sueño y descanso ocupan la mayor parte de su tiempo, aún así los momentos de actividad refuerzan el vínculo afectivo, que tan importante es. Tal y como nos demuestran diversos psicoanalistas como por ejemplo René Spitz (1946) con su experimento sobre la depresión anaclítica (como así lo acuñó), dicho experimento nefasto demostró que las carencias sociales mermaban el desarrollo motor, la expresión facial, la falta de coordinación óculo-manual, el nivel mental, y en definitiva un gran deterioro físico y mental que llegaba a producir alto porcentaje de mortalidad. Otro estudio realizado sobre el vínculo afectivo fue realizado por Harlow (1959) basándose en los resultados de primates encerrados en jaulas independientes, cuyos resultados demuestran que la privacidad de dicho vínculo afectivo vuelven a dar como resultado todo lo mencionado en el experimento de Spitz.


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