Con la edad, nuestro patrón del sueño cambia en función de nuestro ritmo biológico. Este ritmo, en adultos, se repite cada 24 horas y es el que se encarga de regular las diversas necesidades como son el sueño-vigilia, el hambre, la temperatura corporal, la producción de hormonas, entre otros. En el caso de que estos ciclos no funcionen bien, nos encontraremos con malestar y pueden llegar a hacernos enfermar gravemente.
Las diferentes fases del sueño se distribuyen de distinta manera, siendo la fase REM en la infancia como la más larga (un 50% en un ciclo, comparado con un 20% en adultos). Cabe destacar que en el caso de los recién nacidos comienzan a dormirse en la fase REM, por lo que esto hará que se despierten con más frecuencia y facilidad.
- Prenatal. Aunque parezca increíble, a partir de las doce semanas de gestación, es posible distinguir dos formas de sueño, una parecida al sueño lento y otra al sueño REM. No será hasta aproximadamente la semana 32 de gestación, que se comenzará a distinguir el periodo de vigilia.
- Recién nacidos. Suelen dormir unas 16 -17 horas al día, estableciéndose ciclos de cuatro horas reguladas por el momento de alimentación e higiene. Poco a poco los ciclos se irán reduciendo y adaptándose al ritmo de su entorno.
- A partir de tres meses. Se aprecia un cambio progresivo en el que los ciclos pasan de ser entre tres y cuatros horas a un ritmo de 24 horas, es decir que pueden aguantar dormidos por la noche unas ocho horas seguidas al igual que los adultos. Durante el día suelen dormir entorno a unas cuatro veces, teniendo el período de actividad-vigila una duración de una o dos horas. Esto se debe gracias a los cambios que se producen en el cerebro, más concretamente en el hipotálamo, haciendo que las necesidades del niño o niña tengan unas determinadas horas y se adapten al ritmo biológico de 24 horas.
- A partir de doce meses. Los momentos de vigilia se van ampliando poco a poco, pues hasta los doce meses, sólo el 10% de los niños no dormirán de seguido en la noche y dormirán unas tres veces al día. A los dieciocho meses, dormirán en dos periodos durante el día disminuyendo el número total de horas de sueño.
- A partir de tres-cuatro años. Se podrá mantener la siesta, quedando dos periodos de actividad, por lo que el sueño nocturno serán de unas diez u once horas aproximadamente. A los tres años, cuando suelen entrar en el parvulario, pueden llegar a eliminar la siesta.
Referencia.
Palomar, M., Muñoz, L., Nus, P., y Arteaga, L. (2008). Autonomía personal y salud infantil. CFGS Educación Infantil. Servicios socioculturales y a la comunidad. Editorial Altamar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario