EL SUEÑO Y DESCANSO EN LOS CENTROS INFANTILES

    En anteriores publicaciones, he comentado que cada niña o niño tiene su propio ritmo de sueño-vigilia, estando la duración y calidad relacionadas con la madurez del sistema nervioso y están influenciadas por los factores climatológicos, alimentarios, constitucionales, afectivo-emocionales y socioculturales. Sin embargo, los criterios genéricos en cuanto a las atenciones que se han de dar a los niños a la hora de dormir, son el momento y el lugar, pues el lugar debe ser agradable, reconocible y adaptado a las necesidades.

Condiciones saludables de los espacios destinados al sueño.

    En los centros de atención a la infancia se tienen en cuenta las diferencias individuales y evolutivas de los menores, así pues los espacios y los horarios deben adaptarse a dichas necesidades, respetando los ritmos de sueño, previendo las condiciones y el número de veces que necesitan dormir, sin que el sueño sea perturbado, esto significa que el lugar de sueño debe estar alejado de los espacios donde se estén realizando otras actividades, proporcionando un ambiente tranquilo y relajado.

    Los periodos de actividad y descanso están muy relacionados entre sí, según sean los periodos de vigilia así serán los momentos de descanso permitiendo a su vez que un buen descanso repercuta en la buena disposición para la realización de actividades.

    Lo recomendable es disponer de una sala con cunas para los lactantes de manera que esté separada del aula pero cerca para poder respetar los ritmos de descanso de la manera más óptima. Dicha sala deberá estar acondicionada para evitar escuchar a los pequeños en caso de que se despierten. También deberá haber un espacio con colchonetas o hamacas para los niños y niñas de mayor edad, que podría estar dentro del mismo aula, siempre y cuando exista una buena ventilación.

    Lo importante del soporte donde se ha de realizar el descanso, ya sea una hamaca o una colchoneta, es que sea individual e intercambiable además de cumplir con los siguientes requisitos: no ser muy rígido ni muy blando, que sea transpirable, de composición lo más natural posible, que se pueda lavar o limpiar periódicamente al igual que en el caso de usar sábanas o mantas, que también deberán lavarse con frecuencia. Se sugiere que las camas se orienten hacia el norte, para obtener una mayor alineación con el eje energético de la Tierra. Como norma, a la hora de acostarse, los pequeños deberán descalzarse y en su caso aligerar la ropa, pues así se garantiza la libertad de movimiento, la transpiración y evitar que se firmen pliegues que molesten.

Sueño agradable y placentero.

    Cuando un pequeño no encuentra motivos o gusto por dormir, es tarea del adulto ayudarle a adquirir un ritmo pausado de respiración, ya sea con una canción de cuna, un objeto de transición, un cuento... Las estrategias usadas deberán ser adecuadas al nivel de desarrollo evolutivo y afectivo-emocional. A su vez las actividades previas a la hora de dormir deberán relajadas. Es importante respetar los ritmos individuales.

    En el caso de que los niños y niñas no se sientan aceptados o no sé encuentren satisfechos, esto no les permitirá desarrollar actividades de manera óptima o presentarán dificultades tanto a la hora de realizar actividades como en el momento del sueño, además de no sentir bienestar consigo mismo o con otros. Si el momento de dormir es importante, de igual modo es el despertar, pues lo ideal es que sea de manera placentera y espontánea para poder respetar los ritmos individuales.

Espacio y momentos reconocibles.

    Ambos aspectos deben tenerse en cuenta especialmente durante los primeros días del menor en el centro, independientemente de su edad cronológica, pues el lugar le es ajeno y al ser un espacio nuevo, los objetos de apego cuyo olor o texturas les resulten familiares, les ayudará a relajarse y adaptarse a la rutina. Por lo tanto, es importante que dichos objetos sean únicamente los usados para dormir, para facilitar el reconocimiento del espacio y el momento.

    Las actividades previas al sueño son importantes pues con ellas creamos una especie de ritual antes de dormir, dichas actividades pueden ser recoger los objetos de la clase, preparar la hamaca, entre otras, pues la repetición de éstas ofrece seguridad. El horario es imprescindible dado que existen determinadas horas en las que suele aparecer el sueño con mayor facilidad.

Adaptar la situación.

    Cada uno tiene su propia forma de dormir, necesita más o menos cantidad de sueño, y sus propias dificultades para dormirse, por eso hay que tener en cuenta las necesidades individuales, ya que estoy favorecerá la autonomía del menor. La presencia de un adulto o las palabras tranquilizadoras les ayuda a avanzar en dicha autonomía.


Referencia.

Palomar, M., Muñoz, L., Nus, P., y Arteaga, L. (2008). Autonomía personal y salud infantil. CFGS Educación Infantil. Servicios socioculturales y a la comunidad. Editorial Altamar.

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