Los niños y niñas de entre 1 y 3 años, tienen un desarrollo cualitativo mayor que el crecimiento, es decir adquieren mayor capacidad sensorial, psicomotora, socioafectiva, entre otras. Así pues, las necesidades nutritivas son también diferentes, de este modo la presentación de los alimentos pasan de ser triturados a entregarse enteros. Es normal que suelan comer menos que antes debido a dicha necesidad.
Las familias son clave en el proceso de adquisición de hábitos alimentarios, dado que son quienes fijan límites y establecen normas y pautas en relación con el consumo de alimentos. A su vez, cada familia tiene una forma distinta de preparar los alimentos, siendo un referente más adelante en la vida de los menores.
Hoy en día, es cada vez más frecuente que los niños y niñas acudan a guarderías y centros infantiles, donde se les sirven a los pequeños la comida principal, e incluso el desayuno y la merienda. Es por ello, que los centros educativos debe asegurarse que los alimentos sean de calidad tanto cualitativa como cuantitativa. Los alimentos deben aportar energía y nutrientes necesarios que garanticen un buen desarrollo y crecimiento, sin olvidar la importancia de la adquisición de hábitos de alimentación saludables. Es imprescindible trabajar conjuntamente con las familias para que las normas y pautas alimentarias no sean contradictorias.
Referencia.
Palomar, M., Muñoz, L., Nus, P., y Arteaga, L. (2008). Autonomía personal y salud infantil. CFGS Educación Infantil. Servicios socioculturales y a la comunidad. Editorial Altamar.
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