LEGRADO. MI EXPERIENCIA

 

LEGRADO. MI EXPERIENCIA


    Lo primero de todo, ¿Qué es el legrado? 

   El legrado uterino es una intervención realizada por un ginecólogo, bajo anestesia, y que suele utilizarse principalmente en casos de aborto. Consiste en raspar las paredes internas del útero para extraer los tejidos tras un aborto. 

    Este procedimiento suele durar unos 15 minutos aproximadamente. Se utiliza en casos de aborto espontáneo cuando no se llega a expulsar de forma natural al embrión, en casos de interrupción voluntaria o terapéutica del embarazo, en caso de que se sospeche cáncer de útero se realiza a modo de diagnóstico, como tratamiento en casos de menstruación irregular, o también como procedimiento para eliminar pólipos en el endometrio, entre otros casos.

    El legrado consiste en dilatar el cérvix para poder introducir el instrumental necesario durante el curetaje o legrado, una vez dilatado, se introduce una varilla llamada legra que es con la que el ginecólogo realizará el raspado y eliminación del endometrio. Este mismo procedimiento puede realizarse mediante la aspiración del tejido en lugar de raspar.

    Tras el legrado, se experimenta sangrado durante varios días, el número de días irá en función de cada mujer. Es bastante molesto, por lo que el especialista generalmente suele recomendar el tipo y cantidad de analgésicos que la mujer puede tomar.

    Algunas de las recomendaciones que suelen hacer los especialistas son: tener abstinencia sexual (unos recomiendan dos meses, otros dos semanas, pero realmente es cuando la mujer se encuentre recuperada física y mentalmente), no utilizar tampones para evitar infecciones, evitar las duchas vaginales o los baños, así como la realización de ejercicio físico intenso.

    ¿Puede haber riesgos durante y después del legrado?

    Sí, como todo, tiene sus posibles complicaciones pero no por ello significa que vayan a ocurrir. Entre los posibles riesgos nos podemos encontrar con daños y/o infecciones en el útero, hemorragias, síndrome de Asherman, y por supuesto la conmoción psicológica que conlleva este proceso.


Mi experiencia.

    En mi caso, el día que fui al hospital para realizar la primera ecografía, la de la semana 12, en resumen me revisaron 3 personas diferentes y todas ellas me dijeron que mi bebé no tenía latido. Me dieron un documento con el diagnóstico y me dijeron que debía ir a otro hospital. En el segundo hospital, entré por urgencias y tras 2 horas de espera, sin realizar ecografía, les mostré el documento (que lo explicaba todo con todo lujo de detalle), me volvieron a preguntar que qué me pasaba, de cuanto estaba, cuándo se había parado, la última menstruación, etc. Tras un buen cuestionario qué ya hice en el anterior hospital, me dieron cita para varios días después, donde entraría por urgencias para que me hicieran el legrado. 

    El día del legrado, me hicieron esperar, me volvieron a realizar el mismo cuestionario de preguntas. Me introdujeron dos o tres pastillas vaginales, y me dijeron que debía volver a esperar en la sala de espera. Estando allí, poco tiempo (una media hora) vino un enfermero que me llevó hasta la que sería mi habitación. Me dio un camisón, empapaderas y un pañal para que me lo pusiera yo misma y después evitase estar de pie o sentada para evitar que las pastillas se deshicieran. Al cabo de un buen rato, vino para cogerme la vía, que por cierto no había forma de encontrarla. Primero lo intentó con los brazos, luego en las manos, viendo que tampoco empezó a mirarme el pie izquierdo, sí, sí ¡El pie! 

    Tengo las venas finas pero jamás me había buscado las venas en el pie. Así que entre que la cama no subía y veía al enfermero encorvado, le comenté que normalmente siempre me cogen la vía rápidamente, le pedí que por favor llamase a alguna compañera. Se fue y trajo a dos compañeros más, una mujer y un joven. Los tres se las vieron y desearon para conseguir encontrar dónde poner la vía. Tardaron algo más de dos horas, pero lo consiguieron.

    Cuando por fin tenía la vía puesta se fueron, pues en esas dos horas y pico, ya me estaba haciendo efecto la medicación. Me notaba como si me hubiera hecho pipí encima o si me hubiera bajado la 🩸pero a lo basto. También sentía un fuerte dolor abdominal que se fue intensificando en la parte del vientre, como si fuese un la regla muy, pero que muy dolorosa. No sé cuánto tiempo pasó desde que se fueron los enfermeros hasta que me llevaron en la camilla hasta la puerta del quirófano. Desde la puerta, el enfermero me dijo que bajase de la camilla y entrase dentro del quirófano. Allí volvieron a preguntarme lo mismo (me sentía un disco rallado repitiendo y reviviendo lo mismo una y otra vez). Me tumbé en la cama de quirófano, me quitaron el pañal y me echaron agua fría a presión para limpiarme.

    Lo siguiente que recuerdo es despertarme en una sala de despertares, sentía frío, molestias, pero sobre todo un dolor sentimental que ninguna medicación me lo quitaría. Lloré, en silencio, notaba cómo me salían las lágrimas. Cada vez que se acercaban el personal de la sala para comprobar las constantes, intentaba girar la cara para evitar que me vieran llorar. Me sentía sobre todo sola y triste. Tras un buen rato en la sala, me volvieron a llevar a mi habitación. Allí estuve toda la tarde y no fue hasta la hora de la cena que vino el médico a darme el alta. Las enfermeras que vinieron para comprobar cómo estaba, si necesitaba pañales o compresas, o a quitarme la vía, fueron muy amables y empáticas. Me dijeron que me habían pedido la cena y que antes de irme me comiese la cena.

    Esa noche tenía algunas molestias pero no fue hasta el día siguiente que me empezó a doler más. El dolor no cesó hasta la semana y media. También estuve unas dos semanas con sangrados. La primera menstruación tras el legrado fue muy doloroso, más que de costumbre.

    Este es el moratón, que me había salido donde tuve la vía puesta, tras dos semanas después del legrado. Me dolía cada vez que movía la mano. Pero más me dolía el corazón. 💔

    Ahora que he vivido un aborto diferido y otro bioquímico, puedo decir que ambos me dolieron físicamente, pero en el caso del legrado, la recuperación fue más larga. ¿Recomiendo el legrado? No es que pueda recomendarlo, pues siempre va a ser recomendación o decisión de un ginecólogo. Lo cierto es que, con el legrado la recuperación es más lenta pero te aseguras de que todo está bien por dentro y no corres riesgos de infección porque no se haya desprendido todo el tejido endometrial. ¿Dolor? Sí, durante y tras el legrado duele, no voy a mentir, aunque no sabría decir si duele más el dolor físico o el psicológico, pues para mí ambos dolían y mucho. Para el dolor físico puedes tomar analgésicos pero para el otro dolor no. 💔

    Sólo quienes hemos vivido esta pérdida sabemos lo duro que es. Nada de lo que te digan sirve de consuelo, aún así, si has pasado o acabas de pasar por un aborto, te mando un fuerte abrazo, muchísimo ánimo y mucha fuerza.🫂💚😘 

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