MI EXPERIENCIA CON LA FECUNDACIÓN IN VITRO (FIV). PUNCIÓN OVÁRICA.


MI EXPERIENCIA CON LA FECUNDACIÓN IN VITRO (FIV). PUNCIÓN OVÁRICA.

    Como ya expliqué en una anterior publicación, me realicé una estimulación ovárica, y una vez que algunos de mis folículos habían alcanzado el tamaño adecuado, me dijeron que debía realizarme la punción.

    A las 36 horas, es decir pasados dos días después de la última inyección, en el día 13 de mi ciclo menstrual, debía acudir a la punción para extraer los ovocitos. Después de estar esperando, como siempre, una hora aproximadamente, me llevaron a una habitación donde debía cambiarme y esperar. Sí, volver a esperar otro buen rato. Menos mal que el trato de la enfermera era bueno, cada vez que venía a explicarme los pasos a seguir y a darme varios formularios. Luego de estar como una hora en la habitación, me dijeron que mi marido debía esperarme en dicha habitación y yo ir al quirófano. La enfermera que me había estado acompañando se marchó y me dejó con otra enfermera, que me dijo que dijo cómo me tenía que poner y me puso la anestesia, no duré ni dos segundos. En seguida estaba dormida. 😴

    Poco a poco fui escuchando cómo alguien me hablaba y yo le contestaba. Estaba tan anestesiada que aún no podía abrir los ojos, no era consciente de la realidad aunque sí era capaz de hablar. Según mi marido, sólo repetía una y otra vez cómo había llegado a la habitación, y si me habían puesto bien la empapadera, quién me la había puesto. Todo un show para mi marido 😂. No sé cuánto tiempo pasó hasta que recuperé la consciencia. 

    Pasado un tiempo, estando yo algo mareada, vino la primera enfermera para comprobar cómo me encontraba y para decirle a mí marido que debía dejar dos muestras para mis ovocitos, mientras yo debía vestirme. Cuando volvió mi marido, nos dijeron que ya nos podíamos marchar y que ya nos llamarían. ¿Cuándo? Ni idea. ¿Cómo había ido todo? Ni idea, suponíamos que bien, lo esperado, 6 ovocitos listos para fecundar.

    Ese mismo día, yo rabiaba de dolor, además de manchar, así que me tomé un analgésico tal y como me recomendaron. Al día siguiente, sobre mediodía, llamé a la clínica para preguntar cuándo sabría algo pero no me supieron contestar, que ya me llamarían ellos, o al menos eso fue lo que me dijeron. Así que esperé, no mucho. Esa misma tarde, sobre las 6 y pico o 7 de la tarde, me llamó la embrióloga para preguntar si me había tomado algún medicamento extra durante la estimulación o el día de la punción, si me había puesto los tratamientos que me habían pautado, cantidad y hora exactas, y varias cosas más que sinceramente dejé de verles el sentido y que ni presté atención, las contestaba en automático. 

    Todo ello para decirme que necesitaba que mi marido fuera a la clínica a dejar una muestra. Le dije que ya había dejado dos muestras el día de la punción y que además estaba trabajando. Me contestó que vale, no había problema, aunque sí que se le notó algo molesta. Automáticamente, me explicó que de 5 ovocitos - y no seis como me habían visto en la última eco-, 3 de ellos estaban vacíos, 1 estaba maduro pero no había fecundado y que la muestra era para el otro ovocito que no estaba maduro, que saliera del trabajo para dejar la muestra o que fuera cuando saliese. 

    Le contesté que no salía hasta las 11 de la noche y me dijo que ya a esa hora era demasiado tarde (obviamente, la clínica estaba cerrada, pero también era obvio que mi marido no iba a salir del trabajo, hacer varios kilómetros hasta la ciudad, dejar una tercera muestra (¿Para qué deja entonces dos?) y volver varios kilómetros al trabajo, que para esa hora ya sería hora de salir?). Fue entonces que la embrióloga colgó sin contestar, sin despedirse, nada. 

    Al día siguiente, recibí otra llamada, diciendo que debía ir a la clínica lo antes posible. Así que fui, resultó que la doctora que me atendía era la doctora "2", quien me contó que fue quien me hizo la punción (sí, ni siquiera sabía quién me hacía la punción), me comentó que la FIV se cancelaba pues habían sido muy malos resultados, los dos ovocitos que intentaron fecundar, no se fecundaron. Que si queríamos, podíamos hablar con nuestra coordinadora para que nos devolviesen una mínima parte por la cancelación de la FIV. Aunque si queríamos podíamos dejar ese mínimo dinero a cuenta, eso sí, que no perdiese más tiempo ni dinero que con mis ovocitos no iba a conseguir nada. Que fuese directamente a ovodonación que había muchas posibilidades de éxito y me ahorraría tiempo y dinero.

    ¿Qué creéis que hice? Le pedí informes, me fui a reclamar el dinero y me fui. Tres doctores diferentes. Entre la FIV (cancelada) más los medicamentos de la estimulación, unos 10 mil euros gastados. Con 33 años de edad, con baja reserva, pero aún había algo. Un dolor de ovarios y de vientre de narices. 

    No. Definitivamente no iba a seguir ahí ni loca. Le escribí al que se suponía que era mi doctor, el que llevaba mi caso, quién había visto un par de veces, para pedir una cita y que me explicase bien qué había ocurrido, dónde estaba mi sexto ovocito, qué había fallado, qué opinión me daba él, en fin, un algo. Me dijo que pagase una cita y que fuera a su consulta para explicarme bien acerca de la ovodonación. Vamos que me quería sacar el dinero para venderme la moto, sin darme los informes ni las analíticas que me realicé (aún sigo sin tenerlos y sé no los voy a tener) a pesar de ser mi derecho y haberlos pagado.

    Al mes siguiente a la punción, aún seguía con dolores fuertes, nunca había tenido esos dolores, eran como más fuertes a los de una regla, así que me fui a una ginecóloga del pueblo a que me hiciera una eco. Y... ¡Tachan! Me habían dado unas dosis tan altas de tratamiento que me habían hiperestimulado, y ahora tenía los ovarios inflamados, sí, un mes después. Me mandó un complemento alimenticio que además de ácido fólico, llevaba vitaminas, minerales... Muy completo y caro, también.

    Pero sabéis ¿Qué?

    Al mes siguiente, dos meses después de la punción, ¡me quedé embarazada! ¡Sí! Tal cual. No sé si fue que cuando toda esa bomba de hormonas disminuyó y mi cuerpo llegó al nivel que necesitaba, sucedió o qué fue lo que realmente había pasado. Lo que sí sé, es que mis óvulos sí que valían. Y me ahorré el dinero de la ovodonación. Ahora me pregunto, qué hubiera pasado si hubiera tenido un bebé que no hubiera sido genéticamente mío y luego hubiera tenido uno de forma natural como ahora ¿Me arrepentiría? ¿Me sentiría estafada? Probablemente si y por supuesto que si, ya me siento estafada.

    Ahora sé que a la clínica no le interesaba que me hiciera más intentos FIV, primero porque no habían puesto interés en mi caso analizando y haciendo pruebas, segundo porque cada vez que hay un intento fallido repercute negativamente a las estadísticas de la clínica y tercero, porque ganan más dinero con la ovodonación.

    Mi recomendación es que antes de empezar una FIV o una IA, os hagáis pruebas. Existen mil factores que influyen en el embarazo y para ello hay numerosas pruebas como la histerosalpingografia, la histeroscopia, test de microbiota, test de KIR y HLA-C, entre otros. Si vas a gastarte el dinero, no lo hagas a lo loco y sin saber, como hice yo o como otras personas que han vivenciado abortos, dolores, numerosos tratamientos, grandes costes de dinero y coste emocional. Todo ello para llegar a la conclusión en la que hay que hacerse varias pruebas hasta dar con el verdadero problema o los problemas. Créeme, esa diferencia es abismal.

    Si tienes dudas, necesitas más información o simplemente apoyo, no dudes en dejar un comentario o ponerte en contacto conmigo a través de email o las redes sociales. Somos un gran número de personas que por desgracia estamos en el largo y tedioso camino de la infertilidad, pero no estamos solas. ¡Ánimo!


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