EL NABO GIGANTE

 

EL NABO GIGANTE

    Hace mucho tiempo, una pareja de viejos campesinos vivía en una casita vieja y torcida que tenía un jardín grande y lleno de maleza.

    Los campesinos tenían seis canarios amarillos, cinco gansos blancos, cuatro gallinas pintas, tres gatos negros, dos cerditos barrigudos y una enorme vaca marrón.

    Un buen día del mes de marzo, la campesina se levantó de la cama, olió el aire dulce de la primavera y dijo:

    - Es hora de sembrar el huerto.

    Sembraron guisantes, zanahorias, papas y judías. Y por último sembraron nabos. Esa noche llovió. La lluvia caía en el jardín de la casita vieja y torcida. Los viejos campesinos sonreían mientras dormían. La lluvia ayudaría a que las semillas se hincharan y dieran verduras ricas y jugosas.

    Pasó la primavera y el sol del verano hizo crecer las verduras. El viejo campesino y su esposa cosecharon sus zanahorias, papas, guisantes, judías y nabos. Ya solo quedaba un nabo al final de la fila. Parecía muy grande. De hecho, parecía GIGANTE.

    Un buen día del mes de septiembre, el viejo campesino se levantó de la cama, olió el aire fresco de otoño y dijo:

    - Es hora de arrancar ese nabo. - Y salió al jardín.

    El campesino agarró el nabo y tiró y tiró con todas sus fuerzas, pero el nabo no se movió. El campesino fue a buscar a su esposa. La campesina se agarró a la cintura de su esposo y juntos tiraron y tiraron con todas sus fuerzas, pero aún así el nabo no se movió. Así que la vieja campesina fue a buscar a la enorme vaca marrón.

    El viejo campesino, su esposa y la enorme vaca marrón tiraron y tiraron con todas sus fuerzas, pero aún así el nabo no se movió. Así que el campesino se secó la frente y fue a buscar a los cerditos barrigudos. 

    El viejo campesina, su esposa, la enorme vaca marrón y los dos cerditos barrigudos tiraron y tiraron con fuerzas, pero aún así el nabo no se movió. Así que la campesina se arremangó y fue a buscar a los tres gatos negros.

    El viejo campesino, su esposa, la enorme vaca marrón, los dos cerditos barrigudos y los tres gatos negros tiraron y tiraron con todas sus fuerzas, pero aún así el nabo no se movió. Así que uno de los gatos movió la cola y fue a buscar a las cuatro gallinas pintas.

    El viejo campesino, su esposa, la enorme vaca marrón, los dos cerditos barrigudos, los tres gatos negros y las cuatro gallinas pintas tiraron y tiraron con todas sus fuerzas, pero aún así el nabo no se movió. Así que una de las gallinas se alisó las plumas y se fue a buscar a los cinco gansos blancos.

    El viejo campesino, su esposa la enorme vaca marrón, los dos cerditos barrigudos, los tres gatos negros, las cuatro gallinas pintas y los cinco gansos blancos tiraron y tiraron con todas sus fuerzas, pero aún así el nabo no se movió. Así que uno de los gansos estiró el cuello y se fue a buscar a los seis canarios amarillos.

    El viejo campesino, su esposa la enorme vaca marrón, los dos cerditos barrigudos, los tres gatos negros, las cuatro gallinas pintas, los cinco gansos blancos y los seis canarios amarillos tiraron y tiraron con todas sus fuerzas. Aún así el nabo no se movió.

    El campesino se rascó la cabeza. Los animales y los pájaros cayeron rendidos al suelo. Pero a la campesina se le ocurrió una idea. Fue a la cocina y puso un pedacito de queso al lado de la ratonera. Muy pronto, un ratoncito hambriento sacó la cabecita por el agujero. La campesina cogió al ratoncito y lo sacó afuera. 

    El viejo campesino, su esposa la enorme vaca marrón, los dos cerditos barrigudos, los tres gatos negros, las cuatro gallinas pintas, los cinco gansos blancos, los seis canarios amarillos y el ratoncito hambriento tiraron y tiraron con todas sus fuerzas.

¡PLOP!

    El nabo gigante salió disparado de la tierra y todos se cayeron hacia atrás. Los canarios cayeron encima del ratoncito, los gansos se cayeron encima de los canarios, las gallinas se cayeron encima de los gansos, los gatos se cayeron encima de las gallinas, los cerditos se cayeron encima de los gatos, la vaca se cayó encima de los cerditos, la campesina se cayó encima de la vaca y el campesino se cayó encima de su esposa. Todos quedaron tendidos en el suelo y comenzaron a reírse. 

    Aquella noche, el viejo campesino y su esposa prepararon una gran olla de estofado de nabo. Todos comieron hasta llenarse. ¿Y saben qué? El ratoncito hambriento fue el que más comió.


FIN



No hay comentarios:

Publicar un comentario