INTOLERANCIA Y ALERGIAS ALIMENTARIAS


INTOLERANCIA Y ALERGIAS ALIMENTARIAS

    Existen alimentos que nuestro organismo no tolera o simplemente nos pueden provocar reacciones desagradables. Cuando esto ocurre, suele ser por el mecanismo inmunológico de nuestro cuerpo que es el el encargado de producir una proteína (lgE) que desencadena problemas alérgicos, es lo que conocemos como alergia alimentaria. Si por el contrario el alimento no produce dicho mecanismo, podemos decir que estamos ante una intolerancia alimentaria, que suelen ser mucho más frecuentes que las alergias.

Los productos que nos pueden producir más sensibilidad son la leche y sus derivados, los huevos, los cereales, los frutos secos, las leguminosas, el pescado (el marisco en mayor medida), las carnes rojas (ternera, vaca o buey), determinadas verduras, frutas y especias o condimentos. Esto se debe a los contenidos proteicos que contienen dichos alimentos.

    Pero si al nacer nos alimentamos de leche ¿por qué conforme pasan los años me sienta mal la leche? La explicación es porque somos mamíferos y es por ello que al nacer nos alimentamos de leche materna. Sin embargo, al igual que ocurre con otros mamíferos, sucede el destete, es decir que la leche materna no es suficiente alimento para el complejo proceso de crecimiento y desarrollo completo y nuestro sistema digestivo también va cambiando, por lo que es necesario incluir en la dieta otros alimentos que nos aporten todos los nutrientes necesarios. Así pues, la leche de vaca aunque la sigamos tomando, contiene varias proteínas como la caseína, alfa-lactalbúmina, beta-lactoglobulina y seralbúmina, que son las que nos pueden provocar una reacción alérgica. 


    Dicha reacción alérgica es la que conocemos como intolerancia a la lactosa. La lactosa es un carbohidrato (disacárido formado por dos monosacáridos: la glucosa y la galactosa) existente en la leche. Tanto la glucosa como la galactosa se separan en el intestino mediante la enzima lactasa, que es la que permite que dichos monosacáridos se absorban. En el momento en el que la lactasa presenta alguna deficiencia, los componentes de la lactosa no se separan y da lugar a una mala absorción de ésta provocando diarreas acuosas, heces ácidas, irritación y lesiones alrededor del ano. En el caso de los niños puede provocar deshidratación, distensión abdominal, dolor de tipo cólico, flatulencias, e incluso problemas severos en el crecimiento.

    El tratamiento para la intolerancia a la lactosa consistirá en no tomar alimentos que contengan lactosa, ya sea durante un período de al menos 4 u 8 semanas, o incluso hasta los 6 meses de vida. Mi recomendación, como siempre. es consultarlo con un especialista que se encargará de realizar las pruebas diagnósticas oportunas y aportar el mejor tratamiento para la persona en concreto.

    En cuanto a las reacciones alérgicas a los cereales, no sólo suelen ser provocadas por la ingesta de éstos, sino por la inhalación o simplemente el contacto. A esta intolerancia se le conoce como intolerancia al gluten o enfermedad celíaca, que consiste en la inflamación del intestino delgado producida por la ingesta de gluten en personas que tienen una predisposición genética. 

    Al igual que ocurre con la lactosa, existen una enzimas digestivas que se encargan de la absorción del gluten, pero cuando hay ausencia de dichas enzimas, aumento de la permeabilidad intestinal a las proteínas antigénicas, o se producen determinados anticuerpos entre otros procesos, se produce la intolerancia al gluten. Dicha enfermedad suele aparecer con la introducción del trigo en la dieta infantil, pues el trigo es el cereal que más fracción proteica de gluten presenta.


    Los síntomas pueden aparecer en diferentes grados según la persona, éstos dependerán de los factores mencionados anteriormente, pero los más comunes suelen ser: diarrea crónica con mala absorción, deficiencias nutricionales, pérdida de peso, anemia por deficiencia de hierro, dolor abdominal asociado a flatulencias, distención abdominal y movimientos intestinales anormales. También puede asociarse síntomas en el sistema nervioso como la sensación de picor y quemazón en la piel, contracciones musculares, dificultad para mantenerse en pie, artritis con dolor, rigidez y cansancio.

    El tratamiento sería dejar de tomar alimentos con gluten, pero como he mencionado, lo mejor es consultar con el médico para que realice las pruebas oportunas que confirmen la intolerancia al gluten, y ofrezca unas recomendaciones y pautas a seguir.


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