EL JOVEN ABETO🎄
- ¡Hay que ver lo grandes que son los árboles y lo pequeño que soy yo!- se quejaba.
- Ten paciencia, muchacho - le decían los árboles grandes-. Ya crecerás.
Pero al joven abeto nada le consolaba, ni siquiera que los niños que iban a jugar al bosque se sentasen a su lado, encantados de acariciar un arbolito tan simpático.
- ¿Es que nunca voy a ser grande? -repetía-. ¡Hay que ver lo despacio que estoy creciendo!
Todos los años llegaban al bosque unos hombres provistos de hachas y se dedicaban a cortar los árboles más grandes y desarrollados.
- ¿Qué os parece éste? -preguntó uno de ellos señalando al joven abeto.
- ¡No digas tonterías! -le respondieron-. Ese no sirve ¿no ves que es demasiado pequeño?
- ¡No hay derecho! -decía el abetito-. ¿Por qué no me quieren a mí? ¿Qué tienen esos otros que no tenga yo?
- Tienen edad -le respondió una ardilla-. Y una madera fuerte y robusta que les sirve a los hombres para sus construcciones. Ya llegará tu turno. Pero mientras tanto, disfruta de la vida.
- ¿A dónde se han llevado a mis hermanos? -preguntaba el abeto a las golondrinas.
- Hemos visto algunos convertidos en mástiles de unos hermosos barcos que iban surcando los mares -contestaron.
- ¡Qué maravilla! -suspiraba el abeto-. ¡Qué suerte ser un mástil y navegar por el mar!
Hasta que un año, muy cerca de las Navidades, los hombres con hachas se fijaron en el abeto.
- No es que sea muy grande -dijo uno-, pero uno así necesitan los señores para el salón de Navidad. Los niños se pondrán muy contentos cuando lo vea.
- Tienes razón -dijo otro-. Vamos a cortarlo.
Y así lo hicieron. Le cortaron con las hachas y el abeto cayó a tierra con un profundo suspiro. En ese momento se sintió triste, porque iba a abandonar el hogar donde había crecido y a todos sus compañeros del bosque. También estaba muy asustado.
- Soy aún pequeño para ser un mástil -pensaba-. ¿Qué irán a hacer conmigo?
Pero pronto vio cómo lo plantaban en un salón y lo llenaban de luces, adornos y regalos. ¡Era un árbol de Navidad! Y los niños dijeron:
- ¡Es el más hermoso que hemos tenido nunca!
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